La Asamblea Nacional de Delegados y el XIII Congreso Nacional Ordinario de la CGTP

Uno de los temas que se va a discutir en la próxima Asamblea Nacional de Delegados de este sábado 13 de marzo, es el XIII Congreso Nacional Ordinario de la CGTP conforme lo señala la convocatoria oficial. Para entendernos mejor debemos señalar algunas cosas básicas: la Asamblea Nacional de Delegados es una instancia orgánica y estatutaria que comprende la reunión de "delegados sindicales" elegidos en asambleas de sindicatos, federaciones, y de las CGTP Territoriales, es decir de las regiones del país.  Se reúne entre tres y cuatro veces al año. Es -en segundo lugar, después del Congreso- el espacio más democrático del sindicalismo peruano, pues allí participan los dirigentes sindicales de todo el país y de todas las federaciones y sindicatos. 

Este año -en octubre, noviembre- corresponde realizar el XIII Congreso Ordinario de la CGTP, pues es el último año del mandato de la actual dirección sindical. Es decir, el Congreso le corresponde elegir una nueva dirección sindical. Este año también hay elecciones municipales y empieza el clima electoral para las presidenciales. Es pues un año bastante movido políticamente.

¿Es factible realizar un congreso sindical en estas condiciones? Esta es la pregunta que atraviesa el movimiento sindical ahora. Hay muchas aristas en este tema: los aspectos estatutarios, legales, políticos entre otros. 

Un Congreso no es solamente una reunión de tres días en Lima. Es un proceso organizativo que implica nombrar comisión organizadora, elaborar documentos y reglamento, realizar visitas a las principales bases sindicales, realizar asambleas y congresos regionales y  sectoriales. Todo eso significa dirigentes sindicales y cuadros de activistas movilizados en todo el territorio nacional. Implica una dedicación casi única al éxito del congreso. Por otro lado, muchos lideres sindicales son en sus regiones, provincias y distritos líderes sociales y políticos. Muchos aspiran a ser alcaldes o concejales en sus pueblos. Por esta razón, cuando se junta un proceso electoral nacional es muy difícil realizar también un evento sindical nacional. Si un dirigente sindical de una provincia es candidato en las municipales deberá dedicarle tiempo a la campaña electoral municipal y no podrá desarrollar las tareas del congreso provincial que debe realizar previo al congreso nacional.   

Otro elemento de juicio es el nuevo gobierno que asumirá en el 2011. A la fecha no sabemos el carácter del mismo. tal como están las encuestas bien podría ser un gobierno de izquierdas liderado por Ollanta,  uno de derechas a cargo de Castañeda, o el centro inasible de Toledo. Cada uno de ellos dibuja un escenario político muy diferente. No tiene sentido elegir una dirección sindical sin saber que va a pasar en la política nacional los próximos cinco años. Si gana la derecha dura, debemos elegir una dirección sindical adecuada, con experiencia, curtida, confrontacional que pueda resistir la arremetida patronal y gubernamental. Si gana un gobierno popular de izquierdas, la composición de la dirección sindical puede ser diferente, pues el diálogo social seguramente va a recuperar un rol protagónico. 

En función de esto, un buen número de compañeros y compañeras consideran necesario entonces postergar el congreso entre unos meses o un año, para poder desarrollarlo cuando el escenario político este más despejado y sepamos contra que nos vamos a enfrentar en el próximo periodo. 

Un congreso generalmente es un momento de tensión, de debate, discusión, que si tiene éxito fortalece a la institución pues le permite consolidarse como institución. Pero un congreso con poca participación, debates improvisados, sin mucha reflexión, incapaz de prever el próximo escenario puede debilitarnos en medio de una coyuntura social y políticamente muy difícil. 

Algunos, con suspicacia, van a ver en la propuesta de postergar el congreso, razones escondidas. Ellos reclaman que se realice a toda costa el congreso en el mes de noviembre y señalan que eso es lo que ordena el estatuto. Ciertamente el estatuto señala la vigencia del periodo de mandato de la dirección sindical, pero también el estatuto señala los mecanismos para prorrogar el mandato mismo. 

Hasta ahora, las únicas razones de los que insisten en un congreso este año son formales. Si bien resultan importantes, considero que sumando todos los aspectos, es más sensato postergar el congreso. 

No faltan unos pocos que creen que apurando el congreso pueden aprovechar los actuales conflictos intersindicales para "tomar" la dirección sindical. Es una mirada equivocada y superficial de lo que ocurre en el movimiento sindical. Las dos últimas décadas nos han enseñado que las diferentes fuerzas partidarias que tienen presencia en la dirección sindical funcionan mejor cuando coordinan, debaten y consensuan sus decisiones. Esto nos permite construir una alianza social más amplia para la defensa de los derechos laborales y los intereses de los trabajadores. Es también la forma de trabajar que nos enseño Mariategui. 


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