Cinco mitos sobre el Salario Mínimo

El tema del incremento de la Remuneración Mínima Vital (RMV en adelante) ha estado en discusión estas semanas. Ha acelerado la salida del anterior Presidente del Consejo de Ministros y ha enfrentado a la primera dama con algunos políticos. Hasta ahora sigue discutiéndose si el tema "esta o no esta en agenda". 

Veamos algunos mitos que se han construido alrededor de este tema.

a.- El incremento de la RMV es un tema técnico: FALSO.

En una sociedad democrática, las remuneraciones son parte de la discusión pública y están incorporadas a la agenda política. En las sociedades modernas, la producción de bienes y servicios es el ámbito donde se relacionan dos grupos de personas: trabajadores y empresarios. Ambos grupos representan intereses diferentes y es necesario que se construyan mediaciones para poder resolver las naturales diferencias. 

Uno de los temas centrales -pero no el único- en las relaciones entre trabajadores y empresarios es la disputa acerca del valor de la mano de obra. Es decir, definir las remuneraciones. Ambos grupos construyen sus representaciones sociales para defender sus intereses. Es normal que los trabajadores quieran ganar más por su trabajo y que los empresarios quieran pagar menos. 

Las remuneraciones pueden analizarse con diferentes instrumentos técnicos. La inflación, indices de productividad, valorizaciones de una canasta de productos, consumos promedios, ingesta de calorías, etc. Pero todo esto no son más que referentes. Al final, en todas las sociedades democráticas, el valor de las remuneraciones es un tema de intereses y fuerzas. En las sociedades donde el poder económico de los empresarios es mayor, pues los incrementos de salarios se verán retrasados o serán muy difíciles de conseguir. 

En los inicios del capitalismo, el tema salarial era entendido como puramente económico. Como un contrato entre un individuo libre, el empresario y otro individuo libre, el trabajador. Si un trabajador no esta contento con su salario, pues debe buscar otro empleo. Muchos años de maltratos, abusos, luchas y disputas sociales nos han hecho entender que esta visión econocimista crea desigualdad e injusticia social.  

En la teoría democrática moderna, la idea de asumir las remuneraciones como un tema político, es decir, que no puede ser dejado a la economía es un requisito fundamental para desarrollar una teoría de la ciudadanía. En resumen: sin salarios dignos no hay ciudadanía. El empleo productivo con buenos salarios crea ciudadanos y sociedad civil.   

Por esta razón en los países democráticos, el tema salarial es materia de debate público y político. Los programas políticos se construyen -más antes que ahora- en base a los dos grandes actores de la economía. De esta manera, los gobiernos más empresariales van a buscar incrementar las utilidades y retrasar los aumentos de salarios; los gobiernos más pro trabajadores van a apoyar las demandas de aumento. Esta disputa de fuerzas políticas debe ser mediada por el Estado.

El estado interviene generalmente tratando de equiparar las dos fuerzas sociales en pugna. Para que los trabajadores puedan negociar en igualdad de condiciones sus remuneraciones necesitan estar organizados. De allí nace la libertad sindical (libertad de asociación, de negociación colectiva y de huelga) y la responsabilidad del estado de garantizar su real ejercicio. 

En el Perú, con mayor claridad desde Fujimori con las reformas neoliberales de los 90s, el estado decidió desentenderse del tema salarial y dejar a los actores para que se pongan de acuerdo "libremente". Es lo que dictaba el credo neoliberal.  En estos caso, ya por vergüenza, los Estados determinan una cifra mínima de remuneración. En cada país tiene un nombre diferente pero la idea es la misma: no se puede ganar menos de esa cifra. 

Al principio, se trataba de justificar técnicamente ese monto, señalando su capacidad adquisitiva. Pero conforme han pasado los años, ya esto se ha convertido en un simple ritual o una tomadura de pelo. A la fecha, no hay ningún economista que considere los 750 soles como una cifra adecuada para cubrir las necesidades básicas de una persona. Sin embargo, hay varios abogados pro empresarios que si defiendan este punto. Es cierto que para determinar el incremento es necesario el uso de instrumentos técnicos, pero los economistas no pueden reemplazar el debate público. 

Que nadie se llame a engaño. En este tema no hay imparciales. Se trata de intereses económicos convertidos en poder político. Los defensores de los empresarios han reducido drásticamente la negociación colectiva y ahora se niegan a discutir el incremento de la RMV porque tienen el poder para hacerlo.    

b.- Si se aumenta la RMV entonces se crea más informalidad: FALSO

Una de las razones que más han repetido los intereses empresariales en este tema es que un incremento de la RMV tiene como efecto una mayor informalidad. La idea es que los empresarios de unidades productivas con menos de 100 trabajadores, van a optar por mantenerse o trasladarse a la informalidad, presionados por los altos costos remunerativos. 

Sin embargo, hay por lo menos un estudio elaborado por el Ministerio de Trabajo que señala que no existe relación causal entre el incremento de la RMV y una mayor tasa de informalidad. En el último incremento de la RMV al inicio del actual gobierno, por ejemplo, quedó demostrada la falsedad de esta afirmación. La informalidad, es decir, el empleo precario, no depende de un único factor sino de diferentes situaciones y condicionamientos. Algunos son económicos, como una presión tributaria que grava a todos por igual, otros son institucionales y otros son más propios de las limitaciones de la cultura empresarial en el país.  

c.- Si se aumenta la RMV entonces las microempresas quiebran: FALSO

Más grave y alarmista aún, algunos voceros de los empresarios han señalado muy preocupados que el incremento de la RMV puede ser la causa de quiebras y bancarrotas para miles de pequeñas y medianas empresas. 

Nuevamente, no hay evidencia empírica, es decir, datos, cifras, hechos concretos, que sustenten esta afirmación. 

Es cierto -contrariamente a lo que el discurso emprendedor quiere vender- que las PYMES y MYPES son altamente vulnerables en el mercado local. El promedio de vida de cada nuevo negocio es muy corto y son pocas las empresas con menos de 100 trabajadores que sobreviven al tercer año. Pero no es porque paguen altísimos sueldos. Por ejemplo, con el boom de la gastronomía peruana, muchos empresarios han iniciado restaurantes en diversos lugares. La mayor parte de las veces estos negocios terminan antes de los seis meses. Pero ¿alguien puede creer que las personas que laboran como mozos, cocineros o ayudantes de cocina son bien remunerados? En general se trata de empleo precario, sin contrato, sin mayores beneficios, con jornadas de doce horas y un ingreso que roza la RMV. En algunos restaurantes nuevos incluso los mozos laboran gratis el primer mes: "para ir haciendo una clientela" señala el patrón. 

Y este sector, en la medida que no esta organizado, que no tiene sindicato (en los 80s existía una federación de mozos y cenas) no dispone de mecanismos para que su situación cambie. Lo real es que una PYME o MYPES quiebra por la propia estructura del mercado local y las decisiones de gestión que se toman. Ninguna PYME quiebra por pagar la RMV. 

d.- Si aumentas la RMV hay más despidos: FALSO

Los abogados y economistas al servicio de los intereses del capital, asumen que los empresarios son ciudadanos respetuosos de la ley, donde todos los trabajadores están debidamente registrados en planillas, con contratos por escrito, debidamente registrados en el MINTRA y que ante una norma dictada por el Estado, se ven en la terrible disyuntiva ética de perder un trabajador por no poder cumplir con la ley. Ya pues. 

Las empresas tienen muchos mecanismos para administrar un incremento de las remuneraciones. Ninguna empresa esta trabajando en tal equilibrio de ingresos y gastos que un pequeño cambio la derrumbe. 

Ahora bien, es cierto que los empresarios en tiempos de crisis, cuando se reducen las ganancias, lo primero que hacen es despedir trabajadores. Especialmente en donde no hay sindicatos. Pero ese es otro tema. La idea aqui, es que los empresarios quieren convencer a la sociedad, que cualquier cambio, el más mínimo cambio en las relaciones laborales, significa despidos de trabajadores. Ellos no desean un mercado laboral grande y fuerte, sino un ejercito de asustados.  

e.- Para que aumentar si no tiene ningún impacto, pues son pocos: FALSO

Es una de las razones que se visten de pragmáticas, pero son pura ideología neoliberal. Por allí alguien ha dicho que se trata del 1% de la planilla. Ese dato no esta refrendado aún y habría que revisar la data de la planilla electrónica para contrastarlo. Pero más allá de eso, no se trata de si son mayoría o minoría. Es obvio que por ser una remuneración mínima, un porcentaje mayor de trabajadores este por encima del mínimo. Pero no muy por encima ciertamente. La remuneración promedio en Lima metropolitana están cerca de los 1500 soles, es decir dos RMV.  

El incremento de la RMV es importante y necesaria por que es un indicador del resto de las remuneraciones. En las relaciones laborales, al incrementarse la RMV, se tiene una presión hacia arriba del resto de las remuneraciones. Y por esa razón, los empresarios prefieren que no suba la RMV. Así, en la mayoría de empresas no será necesario hablar de aumentos, en las negociaciones colectivas se podrá seguir dilatando cualquier mejora. 

El problema real

Los empresarios han construido, -entre la desidia y el interés de los gobernantes desde Fujimori en adelante-, un sistema de relaciones laborales que desarma, literalmente a los trabajadores. Los trabajadores no disponen de mecanismos institucionales para negociar con algo de equidad sus remuneraciones o condiciones de trabajo. La libertad sindical es un eufemismo en la democracia empresarial peruana. Y frente a esto, el Estado que podría intervenir para equilibrar estas relaciones, prefiere observar impávido como, día a día, los empresarios pasan por encima de los intereses de los trabajadores y trabajadoras.  En ese marco, las remuneraciones están siempre a la baja, retrasadas con respecto al incremento de productividad y a las utilidades de las empresas.  Un dato: el poder adquisitivo de la RMV actual es un tercio que la RMV de los años 70s. En 40 años, los trabajadores más pobres han perdido dos tercios de sus ingresos reales.  

El gobierno de Ollanta termina así, siendo uno más de la larga fila de instrumentos dóciles del empresariado que opera en estas tierras. 



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