Ponte la camiseta, revisionista
Hace unas décadas atrás, en el mundo de la izquierda local, los debates políticos o ideológicos terminaban mayormente en epitetos muy coloridos. En general hay una tradición que viene desde antes de Marx, que concluía una discusión con la calificación del " otro ". La lógica en todo caso no era inmediata. La idea es que frente a un discurso, se presentaba otro discurso crítico o alternativo. Entonces, el marxista desmenuzaba los argumenos contrarios, explicándolos y poniendo en claro las consecuencias prácticas o teóricas de los postulados extraños. Luego, una vez " desenmascarado " se proseguia a " definir " al " otro ". La imposibilidad de integrar las críticas nos llevaba por un camino hacia la definición y clausura. Bueno, Lenin era muy hábil en esto. No tengo a la mano mi vieja edición de "La revolución proletaria y el renegado Kautsky" que de joven leí con avidez subrayando los epitetos y calificativos de antologia: " sicof