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Ponte la camiseta, revisionista

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Hace unas décadas atrás, en el mundo de la izquierda local, los debates políticos o ideológicos terminaban mayormente en epitetos muy coloridos. En general hay una tradición que viene desde antes de Marx, que concluía una discusión con la calificación del " otro ". La lógica en todo caso no era inmediata. La idea es que frente a un discurso, se presentaba otro discurso crítico o alternativo. Entonces, el marxista desmenuzaba los argumenos contrarios, explicándolos y poniendo en claro las consecuencias prácticas o teóricas de los postulados extraños. Luego, una vez " desenmascarado " se proseguia a " definir " al " otro ". La imposibilidad de integrar las críticas nos llevaba por un camino hacia la definición y clausura. Bueno, Lenin era muy hábil en esto. No tengo a la mano mi vieja edición de "La revolución proletaria y el renegado Kautsky" que de joven leí con avidez subrayando los epitetos y calificativos de antologia: " sicof

De las Secretarías a los Departamentos Sindicales

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Uno de los efectos de la crisis del sindicalismo a partir de fines de los 80s ha sido el caudillismo. Dos características son las principales en el caudillismo sindical: no admiten críticas y no trabajan en equipo. Como es obvio, bajo estas premisas resulta muy difícil desarrollar un sindicalismo de clase . Como todos sabemos, los dirigentes sindicales desarrollan su trabajo bajo la fiscalización de sus bases. La dirección sindical implica un doble movimiento entre la orientación que brindan los dirigentes y la fiscalización que ejercen los afiliados. Si falta una de esas dos partes, el movimiento deja de funcionar. Los "Departamentos Sindicales" se han construido en la lógica de superar estos dos problemas. El Departamento es un equipo de trabajo donde es posible planificar y evaluar el trabajo efectuado. Uno de los problemas que enfrentamos es la ausencia de cuadros sindicales en los nuevos departamentos. Es decir, no hay el número de dirigentes dedicados a tiemp

Algunos problemas del sindicalismo peruano

El sindicalismo es un movimiento y a la vez una institución social. Este doble carácter le da una riqueza mayor al trabajo sindical pero a la vez implica mayores problemas en su conformación y desarrollo. En las presentes líneas queremos señalar algunas ideas generales sobre el sindicalismo que son expuestas para el debate fraterno y constructivo. En la sociedad peruana como en muchos otros lugares, el sindicalismo se encuentra en crisis. Un conjunto de problemas y amenazas golpean desde hace más de una década a los trabajadores organizados. No vamos aquí a detenernos en los problemas “externos” al movimiento sindical, como es la ofensiva neoliberal, la desregulación legal, la flexibilización laboral y otros procesos de la globalización; sino deseamos detenernos en las dificultades internas y propias, de las cuales somos los propios sindicalistas, los responsables. En la actualidad tres problemas amenazan al sindicalismo peruano desde el interior de la clase trabajadora. Vamos a señala

DEBATE: ¿Sindicatos de empresa o sindicatos de rama?

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Actualmente, en el movimiento sindical tenemos un debate organizativo que tiene implicancias prácticas y vitales para todos. Los trabajadores pueden seguir organizandose mediante sindicatos de empresa, con un mínimo de 20 afiliados, circunscritos a la empresa donde laboran. Por otro lado, pueden formar un sindicato de rama, ya sea regional o nacional; con un mínimo de 50 trabajadores, así en las empresas donde tienen afiliados se constituyen "secciones sindicales". Históricamente en el Perú el sindicato de empresa es la forma tradicional de organización gremial. Por ejemplo, en Ica tenemos un sindicato nacional de agroindustria, que dispone de secciones territoriales y de empresa. Por otro lado, hace unas semanas se ha formado un sindicato de empresa en una de las muchas empresas de la agroindustria. Aún no termina de completarse el registro sindical y ya hay amenazas de despido. Los aproximadamente 40 afiliados penden de un hilo. Formar un sindicato no es una tarea sencilla

Un espacio para conversar

Este blog estaba pensado hace mucho tiempo, de alguna manera quería disponer de un espacio donde colocar algunas ideas, modestas siempre, sobre política, cultura y sindicalismo. Muchas cosas pasan en el mundo sindical, las que aparecen en los medios generalmente tienen que ver con una sola dimensión, la queja, la marcha, pero curiosamente, lo sindical no se agota alli. No se trata sinceramente de asumir un tono grave, serio y pontificar acerca de los trabajadores y trabajadoras organizados; sino de contar con un espacio donde compartir " una colaboración pletórica de discusiones " como decía Luckacs. Todos son bienvenidos y bienvenidas. Ah, claro, no tenemos ninguna pretensión académica, acerca de alguna verdad objetiva o científica. pero tampoco somos neutrales. El que escribe es sindicalista y desde allí tratamos con honestidad y rigurosidad, entender lo que pasa dentro y fuera del mundo laboral.

Cambio y continuidad en el sindicalismo

Tratar de entender la historia social del país desde una mirada que pone el acento en aquellos hechos y actores que Mariátegui no conoció es una invitación provocadora pero ciertamente, responde al más genuino espíritu mariateguista de entender la realidad de manera honesta, rigurosa y optimista. Hay tres ejes centrales que marcan la historia social del sindicalismo peruano y que en buena cuenta explican tanto la crisis como la solución de la misma. La Guerra Fría; el reformismo militar y el poscomunismo actual. No queremos hacer un recuento histórico de lo ocurrido desde la temprana muerte del Amauta hasta nuestros días, sino simplemente destacar algunos hitos que cruzan tanto la historia contemporánea, como la organización y constitución del sindicalismo en nuestro país. Pondremos acento en el contexto general de cada periodo; el desarrollo del sindicalismo peruano en dicho periodo y la constitución de diferentes “generaciones” de sindicalistas. Aquí entendemos “generación” en su s

Los retos de la izquierda en el movimiento sindical

Los últimos años han significado un conjunto de cambios en el mundo del trabajo. Los procesos de flexibilización, dispersión geográfica y tercerización de la fuerza laboral han recompuesto las relaciones en el mercado laboral. El tradicional ejercito industrial del capitalismo nacional, cede paso a un conjunto más heterogéneo de trabajadores asalariados donde los lazos de solidaridad se hacen más difíciles de establecer. La izquierda tiene en este proceso de cambio un deber fundamental. Como sabemos, la relación entre la organización política y los sindicatos requiere de una muy profunda renovación que vaya más allá de esquemas simples de subordinación o modelos vanguardistas que han demostrado históricamente sus límites y defectos. Reencontrar nuestro lugar dentro del sindicalismo clasista es el principal deber de los izquierdistas en la CGTP. Animar y fortalecer el proceso de reestructuración, en una perspectiva de poder para la clase, que entregue a los trabajadores

Un mundo centrado en el dinero...

Vivimos una mentira. La mentira de creernos libres cuando no lo somos, la mentira de creernos informados cuando lo que ocurre en el mundo y en nuestro país es sistemáticamente manipulado y filtrado por intereses ajenos. La mentira de creernos de izquierda o derecha cuando solo existen las mismas políticas matices más, matices menos. La verdad, la desoladora verdad es que el actual desorden de las cosas esta regido por el capital y sus funcionarios oficiales y oficiosos. Es el dinero y su búsqueda, el criterio de verdad que justifica guerras, intervenciones o pronunciamientos. Palabras como libertad, justicia, solidaridad han perdido todo sentido para un número cada vez mayor de hombres y mujeres. Y frente a esto, la critica, la capacidad de indignación y tratar de pensar mas allá de unas fronteras definidas por un “deber ser” impuesto por el capital, esta ausente en nuestro medio. Vivimos en un mundo donde todos, absolutamente todos los derechos humanos son violados de manera reg