El movimiento sindical peruano y las próximas elecciones presidenciales


La campaña presidencial en el Perú se desarrolla de manera confusa y desordenada. Casi una veintena de candidatos se han presentado para las elecciones del próximo 10 de abril. De todas ellas, solamente tres pueden ser consideradas de izquierda. El resto, representan diferentes matices de la derecha neoliberal. Desde Keiko, la hija del dictador Fujimori que según las encuestas se encuentra en el primer lugar con un 30% de intención de voto hasta candidatos como Julio Guzmán y César Acuña que representan a distintos sectores del empresariado.

Para el movimiento sindical, la situación es más que complicada. El saliente gobierno de Ollanta no realizó ningún cambio sustancial al marco regulatorio de las relaciones laborales que vienen desde la dictadura de Fujimori y tienen el sello neoliberal y desregulador. La principal central sindical, la CGTP ha realizado dos Paros Nacionales durante el gobierno de Ollanta, para presionar en los cambios normativos necesarios pero no ha tenido éxito.

En parte el problema es la debilidad tanto de las estructuras sindicales como de las agrupaciones de izquierda. La política peruana desde el fujimorismo se ha convertido en una red de relaciones clientelares sin ideología. La despolitización de gruesos sectores sociales ha sido el principal logro de la derecha neoliberal en el país de Mariategui. Y esto se representa muy bien en la competencia electoral. El Perú tiene una de las sociedades más desiguales de América latina. A la vez, la economía ha crecido en la última década. Sin embargo, el debate político ignora o elude los temas relacionados al trabajo.

¿Aumento de remuneraciones? Silencio. ¿Garantías para la libertad sindical? Nada. ¿Política de fomento de la negociación colectiva? No opinan. Los temas centrales en cualquier debate político son ignorados en un pacto cómplice entre los candidatos de la derecha y los periodistas de los grandes medios de comunicación. La candidata Verónika Mendoza del Frente Amplio es una solitaria voz tratando de presentar un programa progresista, redistribuidor y democrático. Pero el FA tiene pocos recursos frente a las poderosas maquinarias económicas del fujimorismo, la derecha trasnacional representada por Pedro Pablo Kuczynski o la matonería de Alan García.

El movimiento sindical enfrenta una difícil situación pues un triunfo de la derecha neoliberal representaría la aplicación de mayores políticas desreguladoras. A nivel interno, sus estructuras están agotadas y debilitadas. Se requiere de nuevos equipos de liderazgo sindical donde las mujeres y los jóvenes tengan un rol más preponderante. La CGTP realizará su XIV Congreso Nacional en noviembre de este año, en donde discutirá la estrategia sindical para el siguiente periodo y procederá a la renovación de una parte importante de sus cuadros directivos.

Mientras tanto, el gremio de los empresarios, la CONFIEP ha señalado que no están de acuerdo con incrementar la Remuneración Mínima Vital que equivale a cerca de 185 euros mensuales. Asimismo, plantean que el despido debe ser más rápido y económico. A pesar que ya la legislación laboral peruana es bastante flexible, donde coexiste un amplio sector con mínimos derechos frente a los trabajadores que mediante sus sindicatos y negociación colectiva logran resistir los embates empresariales. Sin embargo, la intención es desaparecer al 6% de la PEA que esta sindicalizada.

Los sindicalistas saben que en la actual coyuntura, el enemigo principal de los trabajadores y trabajadoras organizados es el fujimorismo. El triunfo de la hija del dictador significa el retorno de una mafia política que entre otras cosas es responsable del asesinato del líder sindical Pedro Huilca. Por eso, la estrategia del movimiento sindical y especialmente de la CGTP, la central sindical fundada por José Carlos Mariátegui en 1929, es la de articular todas las luchas en un esfuerzo unitario.

En estas semanas, numerosos jóvenes estudiantes y trabajadores están saliendo a las calles bajo el lema “Keiko no va”. Los partidos políticos de la izquierda, colectivos barriales y zonales junto con intelectuales y sindicalistas están sumando sus luchas para impedir el triunfo de la derecha conservadora, corrupta y clientelar que Keiko Fujimori representa.

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