Adiós, Silvio.

Este es el adiós a una amistad de casi 30 años. Conocí a Silvio Rendón cuando yo tenía alrededor de 20 años y estudiaba en la PUCP. Yo era un alumno nuevo y Silvio era un dirigente estudiantil reconocido en el patio de letras de la entonces pequeña Universidad Católica.

Silvio era una persona inteligente, alegre y conversadora. Era también un político entusiasta y convincente. Una de las primeras anécdotas que tengo de Silvio, que pensaba redactar en algún post cumpleañero, pero como al parecer esta será una última oportunidad, prefiero compartirla ahora que dejarla perderse en mi memoria.

En esos años, iba a ser candidato al centro federado de letras por la lista de izquierda. Silvio que era miembro de la Junta Directiva de dicho Centro Federado y uno de los líderes del grupo de izquierda, me invito un día a almorzar y de paso a conversar. Eso era lo que más hacía la izquierda de la PUCP: conversar.

Quería conocerme supongo o tal vez sólo charlar con alguien a la hora de almuerzo. En esa época al frente de la PUCP había un paradero de unos microbuses antiguos de color verde según recuerdo. En ese paradero, había un chasis de un bus más antiguo y grande. La empresa o alguien ingenioso habían acondicionado el chasis como un restaurante y vendían un menú muy económico para los chóferes y cobradores de los microbuses.

Silvio Rendón en la CGTP. Enero 2011.
Silvio me pregunta si he almorzado en “el paradero”. Le digo que no y me dice que la comida es muy buena. Bueno vamos- le respondo.

El lugar era pobre, incómodo y  probablemente sucio. Y sin embargo la comida era buena y barata. La conversación fue amena y agradable. Luego nos despedimos y la vida siguió. Ese mes me enteré por los comentarios de mis demás compañeros, que Silvio invitaba a almorzar a casi todos y claro, un buen número de los jóvenes izquierdistas de la PUCP no aceptaron ir a un microbús destartalado donde sólo comían cobradores y choferes. Era una prueba.

O tal vez no. Tal vez haya sido una de las primeras leyendas alrededor de Silvio. No lo sé y en los 30 años siguientes no le pregunté. Ciertamente, en 30 años pasan muchas cosas. Los jóvenes cometen errores, impertinencias, excesos y contradicciones. Son ultras y luego conservadores, algunos se quedan así, otros regresan a la izquierda. Los amigos en general  conocen sus mutuas luces y sombras… y las soportan.

Tengo pocos amigos en general y amigos con 30 años de historia realmente muy pocos. Me sobran los dedos de una mano. Silvio era uno de ellos. Una amistad que había sobrevivido discusiones, diferencias y alejamientos. Los cambios personales de cada uno, los cambios de humor y temperamento.

No es la primera vez que pensamos diferente pero hasta hace unos días entendía que podíamos encontrar aún el espacio común de los viejos tiempos, el espacio de ese almuerzo en un microbús hecho comedor. Como dije, tengo muy pocos amigos y perder uno, es siempre un motivo de tristeza.

En el 2009 Silvio me invitó a colaborar en Grancomboclub, su blog que en ese entonces era un espacio colectivo donde junto a personas de diferentes opiniones como Gustavo Faverón, Daniel Salas, Gonzalo Gamio entre otros se escribía de política y realidad. Mis modestos aportes fueron casi siempre sobre temas sindicales desde la perspectiva de la CGTP. Aquí un ejemplo. Hasta hoy ese post es uno de los más comentados en dicho blog. Silvio en el 2009 tuiteaba ese post que miraba el mundo sindical desde la perspectiva de la CGTP. 

Más aún, en el 2011, Silvio dictó una charla en la escuela sindical de la CGTP. Más recientemente, cuando presentó su libro, gentilmente me dedicó un ejemplar mencionado algo así como "las ideas comunes"

Como vemos, en ese entonces ni la CGTP era “una camarilla” ni el que escribe un “sicario mediático”. ¿En qué momento me volví un sicario mediático, ignorante y limitado? No lo sé. En ese entonces y ahora hago lo mismo, que es tratar de servir al movimiento sindical desde la sociología y lo que modestamente puedo hacer como organizador o educador sindical. 

En sentido estricto, hasta estos últimos incidentes, no tenía una diferencia fundamental con Silvio Rendón.

Con su padre, sí. Pero ese es otro tema y otra discusión.

"Al amigo Carlos, por los ideales comunes" 
¿Es motivo suficiente para terminar una amistad de casi 30 años? Sinceramente, no lo sé. Quiero entender que lo que ahora dice Silvio -como muchos otros lo vienen entendiendo-, es la respuesta emotiva de un hijo que ve lastimado a su progenitor.

Y frente a eso ¿qué se puede hacer?

No pienso responder a Silvio sus insultos e insinuaciones maliciosas. Ni las actuales ni las que vengan. Para muchos, una pelea en las redes es siempre motivo de chismes, rumores y comentarios. Un espectáculo de insultos y medias verdades. Aquellos que quieran escuchar leyendas oscuras acerca del pasado de Silvio, por aquí no hay nada. No pienso caer en el perverso juego de maledicencias que solamente sirven para alegrar a los enemigos comunes.

No pienso tampoco discutir con Silvio de temas sindicales. Es tan absurdo como si yo pretendiera discutir de micro-economía con él.

Hace un tiempo, cuando un amigo común pasaba por el mismo trance de terminar la amistad con Silvio, me decía más molesto que triste: “El peor enemigo de Silvio, es el propio Silvio.

Lamento perder un amigo. Sin embargo, lamento más que sus contrarios vayan teniendo la razón. 


PARA CONTEXTUALIZAR



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